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¿Qué son las emociones?
Una emoción
es un estado afectivo que experimentamos, una reacción subjetiva al ambiente
que viene acompañada de cambios orgánicos (fisiológicos y endocrinos) de origen
innato, influidos por la experiencia. Las emociones tienen una función
adaptativa de nuestro organismo a lo que nos rodea. Es un estado que sobreviene
súbita y bruscamente, en forma de crisis más o menos violentas y más o menos
pasajeras.
Psicológicamente, las emociones alteran la atención, hacen subir de rango ciertas
conductas guía de respuestas del
individuo y activan redes asociativas relevantes en la memoria.
Fisiológicamente, las emociones organizan
rápidamente las respuestas de distintos sistemas biológicos, incluidas las expresiones faciales, los músculos, la voz, la actividad del SNA y la del sistema
endocrino, a fin de establecer un medio interno óptimo para el comportamiento más
efectivo.
Conductualmente, las emociones sirven para
establecer nuestra posición con respecto a nuestro entorno, y nos impulsan
hacia ciertas personas, objetos, acciones, ideas y nos alejan de otros. Las
emociones actúan también como depósito de influencias innatas y aprendidas, y
poseen ciertas características invariables y otras que muestran cierta
variación entre individuos, grupos y culturas
¿Qué es la Neurociencia Afectiva?
El estudio de la emoción es conocido como Neurociencia Afectiva, término
que se define como: “el campo de
investigación científica que estudia las bases neurales de los procesos
afectivos y sociales de los seres humanos y animales, que abarca niveles
conductuales, morales y neurales de análisis”
Nuestras emociones pueden llegar a ser buenas como malas. En las emociones buenas
encontramos la felicidad, la alegría, el gozo y otras más mientras que en las
malas podemos ver sentimientos de tristeza, depresión, infelicidad etc.
Por eso las personas deben saber manejar las emociones,
tener inteligencia emocional y no dejarse llevar por ellas porque estas
emociones pueden llegar a un extremo en el cual
causaran daño a ellos y también a las personas que las rodean. A esta clase
de emoción podemos denominarla "
emoción destructiva".
Como mencione anteriormente las emociones
destructivas son aquéllas que dañan a los demás o a nosotros mismos.
Una persona siempre debe tener autoestima, debe
valorarse, quererse a si misma ya que el autoestima en cantidades bajas puede
conllevar a la inseguridad total de sí misma por ende recayendo en sentimientos
y emociones tan negativas y dañinas que pueden causar malos temperamentos y
trayendo con el comportamientos impulsivos que pueden traer actos peligrosos de
diferentes tipos como agresiones, depresiones, llenarse de ira, venganza etc.
Existen 6
categorías básicas de emociones.
- MIEDO:
Anticipación de una amenaza o peligro que produce ansiedad, incertidumbre,
inseguridad.
- SORPRESA: Sobresalto, asombro, desconcierto. Es muy transitoria. Puede dar
una aproximación cognitiva para saber qué pasa.
- AVERSIÓN: Disgusto, asco, solemos alejarnos del objeto que nos produce
aversión.
- IRA: Rabia,
enojo, resentimiento, furia, irritabilidad.
- ALEGRÍA: Diversión, euforia, gratificación, contentos, da una sensación de
bienestar, de seguridad.
- TRISTEZA: Pena, soledad, pesimismo.
Si tenemos
en cuenta esta finalidad adaptativa de las emociones, podríamos decir que
tienen diferentes funciones:
- MIEDO:
Tendemos hacia la protección.
- SORPRESA: Ayuda a orientarnos frente a la nueva situación.
- AVERSIÓN: Nos produce rechazo hacia aquello que tenemos delante.
- IRA: Nos
induce hacia la destrucción.
- ALEGRÍA: Nos induce hacia la reproducción (deseamos reproducir aquel
suceso que nos hace sentir bien).
- TRISTEZA: Nos motiva hacia una nueva reintegración personal.
La ira es una emoción en donde la persona que la
posee tiene un temperamento irritable que tiende a enfadarse con facilidad
.Esta emoción puede en ciertos casos llegar a cegar a una persona así tomando
decisiones erróneas, dejando arrastrarse por impulsos de los que luego se
arrepentirá.
Las emociones pueden desplegarse en una reacción de
segundo mostrando gestos y expresiones
tanto verbales , faciales y corporales .Debemos darnos cuenta que las emociones
pueden aparecer y desaparecer en cuestión de minutos o de segundos ,mientras
que los estados de ánimo pueden llegar a durar varios días .
Cada cerebro está conectado de forma distinta. Cada persona
tiene un cerebro predispuesto para desarrollar habilidades en ciertos campos,
que cada quien debe explotar de igual forma, se puede estimular el desarrollo
de sinapsis y diferentes vías para mejorar el desarrollo en áreas muy diversas.
La parte del cerebro frontal intermedio izquierdo,
un área del un elevado grado de activación cerebral en esa región concreta del
córtex prefrontal va acompañada simultáneamente de signos evidentes de
sentimientos como la felicidad, el entusiasmo, la alegría, la energía y la
alerta. en la región prefrontal derecha y un bajo nivel de
actividad en la izquierda son más propensos a experimentar sentimientos como la
tristeza, la ansiedad y la preocupación. De hecho, la mayor activación de la
región prefrontal derecha constituye una buena prediccion de la predisposición
a sucumbir a una depresión clínica o a un trastorno de ansiedad en algún
momento de la vida.
Por ende cada
persona es diferente a otra ,viven, sienten ,interpretan las diferentes
emociones de distintas maneras . a causa de esto siempre al hablar con alguien
acerca de algo siempre debe de ser de la manera correcta ,en el momento
correcto y con mucho tacto .
Las emociones fuertes pueden mantenerse en la mente de una persona por
mucho tiempo ,causando preocupaciones, miedos y estrés creando no solo daño
psicológico si no también físico.
El estrés lesiona nuestra capacidad
para aprender y entender . Estar relajados, es un factor protector para nuestra
salud mental y facilita los procesos cognitivos. Por ende debemos tener
inteligencia emocional para que las emociones no nos carcoman vivimos o nos
controlen si no que nosotros los controlemos a ellos .
¿Qué es la
Inteligencia Emocional?
De la misma
manera que se reconoce el CI (cociente intelectual), se puede reconocer la
Inteligencia Emocional. Se trata de conectar las emociones con uno mismo; saber
qué es lo que siento, poder verme a mí y ver a los demás de forma positiva y
objetiva. La Inteligencia Emocional es la capacidad de interactuar con el mundo
de forma receptiva y adecuada.
Características
básicas y propias de la persona emocionalmente inteligente:
- Poseer suficiente grado de autoestima
- Ser personas positivas
- Saber dar y recibir
- Empatía (entender los sentimientos de los
otros)
- Reconocer los propios sentimientos
- Ser capaz de expresar los sentimientos
positivos como los negativos
- Ser capaz también de controlar estos sentimientos
- Motivación, ilusión, interés
- Tener valores alternativos
- Superación de las dificultades y de las
frustraciones
- Encontrar equilibrio entre exigencia y
tolerancia.
La Inteligencia Emocional es el conjunto de
habilidades que sirven para expresar y controlar los sentimientos de la manera
más adecuada en el terreno personal y social. Incluye, por tanto, un buen
manejo de los sentimientos, motivación, perseverancia, empatía o agilidad
mental. Justo las cualidades que configuran un carácter con una buena
adaptación social.
Todas las
personas nacemos con unas características especiales y diferentes, pero muchas
veces la manera que tenemos de comportarnos o de enfrentarnos a los retos de la
vida son aprendidos. Desde pequeños podemos ver como para un niño no está tan
bien visto llorar y expresar sus emociones como en una niña, además a los
varones se les exige ser más valientes, seguros de sí mismos.
Los seres humanos tenemos una predisposición natural hacia la empatía,
la cooperación y el altruismo y por lo tanto necesitamos desarrollar la
inteligencia social.
El trato cotidiano con nuestros padres, parejas, jefes, amigos, e incluso con extraños, conforma nuestro cerebro y afecta a todas las células de nuestro cuerpo hasta el nivel de los genes. Todos estamos diseñados para ser sociables.
Las relaciones interpersonales poseen un impacto biológico que regulan tanto nuestro corazón como nuestro sistema inmunológico, de modo que las buenas relaciones interpersonales actúan como las vitaminas y las malas relaciones como el veneno.
El trato cotidiano con nuestros padres, parejas, jefes, amigos, e incluso con extraños, conforma nuestro cerebro y afecta a todas las células de nuestro cuerpo hasta el nivel de los genes. Todos estamos diseñados para ser sociables.
Las relaciones interpersonales poseen un impacto biológico que regulan tanto nuestro corazón como nuestro sistema inmunológico, de modo que las buenas relaciones interpersonales actúan como las vitaminas y las malas relaciones como el veneno.
La inteligencia
social es la capacidad humana para relacionarse. Desde una perspectiva
evolucionista, la inteligencia se encuentra entre esas capacidades humanas que
han ayudado a nuestra especie a sobrevivir. El cerebro social se desarrolló
muchísimo en las especies de mamíferos que viven en grupo, perfeccionándose
como un mecanismo de supervivencia. El cerebro social y por ende la
inteligencia social se desarrolló para enfrentar los desafíos que enfrentaban
en grupo los primates: quién es el macho alfa, con quién se puede contar para
la defensa, a quién debe uno agradar y cómo. En los humanos nuestra necesidad
de coordinar, cooperar y también competir impulsó la evolución de nuestro
tamaño cerebral y de la inteligencia en general.
Nicole Hidalgo
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